Un paso en el negocio
Un paso en el negocio
Francisco Javier Chaín Revuelta
Los empresarios de la región de Orizaba y Córdoba se preocupan siempre por ser competitivos y mejorar sus negocios ya sean chicos, medianos o grandes. El conocer y revisar continuamente ideas, teorías y métodos prácticos de trabajo empresarial será siempre útil para mantenerse en el mercado. Aunque toda clasificación es arbitraria, esta nota refiere la que sólo comprende 4 tipos de empresas por la calidad y precio de sus productos: caros y sin calidad, caros y con calidad, baratos sin calidad y baratos con calidad. Se adivina que estás últimas empresas cuyos productos además de baratos tienen calidad son las únicas que permanecerán en el mercado de este competido mundo. La nota por tanto apuntará al menos una idea que pueda ser discutida para aplicar a los negocios.
Las condiciones que existen en el proceso de trabajo innecesariamente lo complican (¿demasiados formatos?) e impiden satisfacer al cliente (¿Se requieren 3 firmas?) Todo enfoque debe ser de sentido común y de mejoramiento a bajo costo. Se puede escoger la teoría y el numero de pasos que se quiera pero el objetivo es mejorar el negocio con sentido común y a bajo costo. Por ejemplo, se puede empezar por eliminar los elementos que son innecesarios y reordenar los elementos que son necesarios en el proceso de la empresa. También el sentido común obliga a tener todo el piso, baños y el ambiente del trabajo muy limpio, y por supuesto uno mismo debe estar impecable. Todo lo anterior hay que cumplirlo con rígida disciplina estableciendo los mejores estándares del proceso.
En el camino para mejorar queda claro que hay que realizar una primera clasificación de los procesos del negocio, en una lista se pone lo que es necesario y en la otra lo que es innecesario. Una mirada minuciosa revela que en el trabajo diario sólo se necesita un numero pequeño de cosas; muchos otras no se utilizan nunca o solo se necesitan en un futuro lejano. Siempre hay “muchas chivas” Un método práctico y fácil consiste en retirar cualquier cosa que no se vaya a utilizar en los próximos 30 días. El trabajo en proceso que exceda las necesidades deberá enviarse a la bodega o devolverse al proceso responsable de producir el excedente.
El sentido común de los trabajadores de una empresa los impele preguntarse: ¿Qué tipo de sistema tengo para hacer pedidos a los proveedores? ¿Qué tipo de información se utiliza en compras para hacer pedidos? ¿Qué tipo de comunicación se mantiene entre programación de producción y producción? ¿Los responsable de las compras simplemente hace pedidos cuando piensa que ha llegado el momento de hacerlo? ¿Por qué continuamos produciendo trabajo en proceso del que no tenemos una necesidad inmediata? ¿Con base en cuál tipo de información comenzamos la producción? Al reunirse los equipos de trabajo y responder estas y otras cuestiones similares se empieza a corregir el sistema y a evitar el despilfarro. La eliminación de lo innecesario dejará espacio libre que incrementa la flexibilidad en el uso del área de trabajo, porque sólo queda lo que se necesita. Se determina lo que debe permanecer. Un ejemplo ilustrador es que en dos cajones ponemos objetos indiscriminadamente, y debemos poner en un cajón objetos de oficina y en el otro objetos personales. Si los procesos clasificatorios se desarrollan con autodisciplina se mejora el mantenimiento y se incrementa la eficacia laboral. fjchain@hotmail.com
Las condiciones que existen en el proceso de trabajo innecesariamente lo complican (¿demasiados formatos?) e impiden satisfacer al cliente (¿Se requieren 3 firmas?) Todo enfoque debe ser de sentido común y de mejoramiento a bajo costo. Se puede escoger la teoría y el numero de pasos que se quiera pero el objetivo es mejorar el negocio con sentido común y a bajo costo. Por ejemplo, se puede empezar por eliminar los elementos que son innecesarios y reordenar los elementos que son necesarios en el proceso de la empresa. También el sentido común obliga a tener todo el piso, baños y el ambiente del trabajo muy limpio, y por supuesto uno mismo debe estar impecable. Todo lo anterior hay que cumplirlo con rígida disciplina estableciendo los mejores estándares del proceso.
En el camino para mejorar queda claro que hay que realizar una primera clasificación de los procesos del negocio, en una lista se pone lo que es necesario y en la otra lo que es innecesario. Una mirada minuciosa revela que en el trabajo diario sólo se necesita un numero pequeño de cosas; muchos otras no se utilizan nunca o solo se necesitan en un futuro lejano. Siempre hay “muchas chivas” Un método práctico y fácil consiste en retirar cualquier cosa que no se vaya a utilizar en los próximos 30 días. El trabajo en proceso que exceda las necesidades deberá enviarse a la bodega o devolverse al proceso responsable de producir el excedente.
El sentido común de los trabajadores de una empresa los impele preguntarse: ¿Qué tipo de sistema tengo para hacer pedidos a los proveedores? ¿Qué tipo de información se utiliza en compras para hacer pedidos? ¿Qué tipo de comunicación se mantiene entre programación de producción y producción? ¿Los responsable de las compras simplemente hace pedidos cuando piensa que ha llegado el momento de hacerlo? ¿Por qué continuamos produciendo trabajo en proceso del que no tenemos una necesidad inmediata? ¿Con base en cuál tipo de información comenzamos la producción? Al reunirse los equipos de trabajo y responder estas y otras cuestiones similares se empieza a corregir el sistema y a evitar el despilfarro. La eliminación de lo innecesario dejará espacio libre que incrementa la flexibilidad en el uso del área de trabajo, porque sólo queda lo que se necesita. Se determina lo que debe permanecer. Un ejemplo ilustrador es que en dos cajones ponemos objetos indiscriminadamente, y debemos poner en un cajón objetos de oficina y en el otro objetos personales. Si los procesos clasificatorios se desarrollan con autodisciplina se mejora el mantenimiento y se incrementa la eficacia laboral. fjchain@hotmail.com
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